Capitulo 25:
Quizá no me doliera tanto saber
de su esplendorosa vida un año después de nuestro término. Quizá él no me
hubiese dejado después de esa noche y ahora no me viera como si fuera una más
entre el montón, alguien, claro, que en su tiempo estimo pero que sin la que
ahora estaba mucho mejor. Y su futura esplendorosa mujer, única, linda,
simpática y atenta. Todo lo que necesitaba un Lanzani, todo lo que yo nunca fui
ni hubiese podido ser para él.
Estaba leyendo Orgullo y
Prejuicio tirada en el sofá cuando recibì un llamado de Mateo. Dudé en
contestar porque seguramente quería invitarse a mi casa a comer algo mientras
veíamos una película y conversábamos de nuestras vidas pero la noticia de que
en seis meses Peter se casaría me había dejado sin ganas para hacer otra cosa
que no fuera leer, comer y dormir.
-Hola Mateo.
-Ya. ¿Por qué tienes esa voz de
orto ahora?
-Estaba por quedarme dormida- le
mentí.
-Fingiré creerte. Como sea, te
alegraré el día. Los Rivera inauguran hoy su nuevo casino y estoy invitado pero
no quiero ir solo así que, como buen amigo pensé en ti.
-¿Por qué no vas con Julieta? No
me digas que terminaron de nuevo.
Mateo había conocido a Julieta
un mes después que yo comencé a salir con Peter y según él, que siempre había
sido en cierto modo exagerado para sus cosas, fue amor a primera vista. A mi me
gustaba, Julieta era encantadora en todo el sentido de la palabra, ni siquiera
le importó ayudar a Mateo con su adicción y además se había convertido en mi
mejor y única amiga.
-Fue a visitar a sus padres a
Concepción. Vuelve el lunes. Vamos. No seas pesada. Quien sabe, mala suerte en
el amor, buena suerte en el juego.
-¿Puedes asegurarme que no va a
estar ya tu sabes quien?
-¿Te refieres a Peter? No lo sé
Lali. Ya sabes que frecuentamos los mismos lugares.
-Entonces no, gracias.
-¡Por Dios Lali! No puedes
esconderte de Peter de por vida. Hace ya casi un año que no se ven. ¿No te
basta con eso?
-Está bien. Iré. Pero si me
encuentro con Peter y su dichosa novia te golpearé en las bolas hasta que
quedes estéril.
Mateo se echó a reir y quedó de
pasarme a buscar en una hora y media.
Había tomado una ducha hace
menos de dos horas así que mi cabello aun estaba húmedo. Me vestí con lo común.
Jeans, zapatillas y chaqueta. Se supone que a una inauguración se iba con
vestido pero todo el mundo sabía que era imposible que yo me vistiera formal.
Mateo llegó diez minutos antes
de lo esperado, estaba tan ansioso que me apuró hasta desesperarme. La
inauguración, viniendo de la familia Rivera seguramente sería una manifestación
completa de despilfarramiento y riqueza que solamente ellos podían otorgar. Y
no me equivoqué. Mateo me llevó hasta las orillas de la playa y cuando llegamos
vimos un yate unos treinta metros adentro iluminado perfectamente y con ya
mucha gente en su interior.
-¿Su nuevo casino es mar
adentro?- pregunté incrédula
-¿No te parece que son unos
genios? Con razón son tan ricos.
-Claro.
Bajamos y a unos metros vi el
auto de Peter estacionado
-¿Peter ha cambiado de auto?-
pregunté
-Creo que no. ¿Por qué?
-Por nada.
Maldita sea. Peter seguramente
estaba allí.
Cruzamos en una especie de
lancha hasta el yate y una vez allí me pareció que no podía ser algo mejor.
Tuve que saludar, obligada, a las familias a las que Mateo conocía que por
desgracia eran casi todas. Me parecía que estábamos en una especie de nobleza
moderna. Todas las familias se conocían y mezclaban entre si. Me hacía gracia
pensar que algunas de las chicas que estaban bebiendo un jugo natural se
mezclaran con tipos como David o Juan Pablo.
Me encargué de quedarme en un
lugar fijo para no encontrarme con Peter pero antes de que pudiera darme cuenta
de donde o como, escuché su voz
-¡Mateo!
No pudo haber sido peor. Mis
músculos parecieron acalambrarse, mi cuerpo comenzó a temblar
desenfrenadamente, perdí la noción del tiempo, sentí ganas de vomitar e incluso
me dolieron los dientes. Mateo se dio la vuelta para saludarlo alegremente y yo
me voltee también más por fuerza de inercia que por sentido común.
-Hola Mariana.
Las cosas empeoraron cuando lo
vi. Su mirada me atravesó a tal punto que sentí me habían apuñalado. Estaba tan
o más guapo que la ultima vez que lo vi. Ya ni siquiera me decía Lali y el “Mariana”
sonó absolutamente seco.
-Hola...- por una milésima de
segundo se me pasó por la cabeza vengarme y llamarlo Pedro pero lo
descarté inmediatamente- Hola Peter.
-¿Cómo están?- preguntó este
desviando la mirada hacia mi amigo
-Viendo si la buena suerte nos
acompaña.
-¿Y como le ha ido hasta el
momento?
-Horrible- intervine yo sin
pensar
-¿Disculpa?- preguntó Peter
fingiendo no haberme escuchado
-Ya escuchaste.
Sonrió amargamente y luego
siguió conversando con Mateo sobre el casino, el trabajo, su amada novia, y...
¡ah!, de nuevo su amada novia.
-¿Fue muy difícil?- me preguntó
Mateo una vez que Peter se había ido
-Para nada.
-Me alegro porque nos invitaron
a cenar mañana en su departamento.
-¿Qué? ¿A los dos?
-Si. Peter, su novia, tú y yo.
-¿Lo está haciendo a propósito
cierto?
-Creo que si. Después de todo
tiene razones para querer vengarse de ti Lali. Y no te preocupes si no quieres
ir...
-No le daré en el gusto. Iremos
mañana a comer con Peter y su amada
futura esposa.
-¿Estás segura?
-Completamente. Si Peter quiere
comportarse como un odioso le demostraré que ya no soy la misma de antes.
Mañana cenaremos en el departamento donde dormí tantas noches.
Continuará ^^