domingo, 12 de agosto de 2012

Capitulo 45:



Capitulo 45:

Ambos dejamos de respirar por segundos que me parecieron años. Lo sabía porque estaba demasiado pegada a su pecho para no sentir el sube y baja. Nunca sentí mi cara tan caliente. Nunca pensé que podía decirle a un hombre que lo amaba. El silencio me exaltó, me puso los nervios de punta. ¿Se sentía culpable por haberme hecho ilusiones? ¿O se sentía satisfecho por haberme devuelto la mano?
-Repítelo- dijo como quién no respira hace años
-Ya lo escuchaste...
-Solo repítelo. Por favor.
Dudé unos segundos. Peter tomó mi barbilla y me hizo mirarlo a los ojos. Hacía tanto tiempo que no veía esa mirada. Era de nuevo ese Peter que yo quería; noble, esperanzando, inocente, confiado.
-Te amo, Peter.
Me abrazó con fuerza y sentí leves descontroles en su respiración. No quise elevar mi rostro para encontrarme con el suyo. Aún seguía estando como tomate. Y Paula seguramente seguía esperando a Peter.
-¿Puedo preguntarte algo?- le dije en un susurro débil, ininteligible
No me respondió. Me zafé de sus brazos y lo miré a la cara. Sus ojos estaban entrecerrados, tenía la nariz roja y caía una lágrima por una de sus mejillas. Oh. Se sentía culpable de ya no amarme. No tenía derecho a preguntarle nada.
-Quiero que te cases con Paula. En serio- en parte era cierto. Solo en parte.
-¿Qué hay de Pablo?
Auch. No podía decirle que Pablo en realidad no era nada.
-Es un buen amigo.
-¿Te gusta?
-Si.
-¿Más que yo?
-No seas imbécil. No me gusta de esa forma. Como amigo, claro.
-¿Has tenido...?
-Ya déjate. No. Y no voy a responder otra pregunta de ese tipo.
Me miró con una sonrisa. Dios, era increíblemente hermoso. Quise besarlo nuevamente, pero el recuerdo de Paula, esperándolo, preocupada, preparando algo rico para cuando llegara, con celular en mano.
-Ve con Paula.
-No quiero que te sientas culpable por esto, Lali. Sé que la infidelidad... yo tuve la culpa, y por sobretodo, Paula no me ama, el único sufrimiento para ella es el que le provoca lo que digan los demás.
-Vete...
No se lo exigía, se lo suplicaba. Necesitaba estar sola, desahogarme. Si lloraba estaba bien, iba a superarlo, mi culpabilidad se desvanecería con el tiempo, cuando Peter y Paula su hubiesen casado y estuvieran lejos de mi mundo. Todo iba a acabar, yo iba a estar bien. Pero no necesitaba que Peter se quedara más tiempo.
-Está bien. Nos vemos.
-No lo creo- susurré, pero no escuchó
-Cuídate mucho, Lali.
Lo vi abrir la puerta y me mordí la lengua. Necesitaba hacerle una última pregunta, pero la respuesta iba a herirme más que nada. Me miró por última vez antes de salir.
-¿Cuándo dejaste de amarme, Peter? Es lo único que quiero saber.
Continuará. 

domingo, 29 de julio de 2012

Capitulos:

Hola, las deje mucho tiempo, como ven he tenido varios problemas y no he podido subir asi que decidi subir todos los capis que tengo escritos (faltan como cinco solamente) y esos se los subire la proxima vez :) Asi cuando vuelva- si es que vuelvo- pueda subir una nueva nove que ya empece a escribir :)
Esoooooo! Besos y PERDON! <3


Capitulo 35:
Subí casi corriendo hasta el piso de Mateo. Las cosas, en toda mi vida habían funcionado rápido, todo pasaba de uno a otro extremo con una facilidad estremecedora. De la felicidad al sufrimiento, y del sufrimiento a la casi felicidad. Todo duraba poco pero era intenso, y el sufrimiento, aunque fuera por poco tiempo me desgastaba por completo.
Cuando llegué estaban los padres, Peter, Julieta y Nicolás esperando en el pasillo, irradiando un sentimiento muy opuesto al que tenían al salir de allí.
Se les permitía entrar al pabellón de a uno, para evitar la euforia a Mateo, que venía recién saliendo de la operación y era el turno de Cristóbal. En cuanto salió aproveché para entrar a la sala.
Me acerqué a paso lento, como disfrutando el momento y me costó identificarlo cuando lo vi postrado, con los mismos rasguños que antes, pero con mas parches, más pálido y morado a la vez –seguramente por lo mucho que había vomitado – y con un cuello ortopédico recién puesto.
-Mateo...- le dije al pulso
Sentí en un susurro casi imperceptible  mi nombre, aunque se escuchó más como un gemido de dolor
-Cariño, me haz dado un susto terrible. Nunca más vuelvas a accidentarte ¿Me oyes? Huevón, no sabes como me asustaste.
Soltó una corta carcajada a la vez que intentaba acomodarse. Le ayudé y corrí su almohada un poco más arriba antes de seguir hablando
-Hemos pasado el día desesperados... – de pronto todo lo que quería decirle se había desvanecido- ¡Ah! Necesitas mucha sangre pero no te preocupes, ya conseguí un donante- lo miré con una sonrisa orgullosa- He orado por ti.
Asintió con la cabeza en señal de agradecimiento y casi al instante nos interrumpió una joven doctora que necesitaba revisarlo por última vez antes de trasladarlo a una pieza.
Salí de la habitación conforme pero aun en éxtasis. No me quise sentar porque mis sentidos estaban revoloteando. Paula había llegado así que me acerque a saludarla. Me sentí poca cosa cuando estuve frente a su cuerpo frágil, su rostro perfecto, esa sonrisa poseedora y orgullosa, su ropa de boutique que le quedaba a la medida y su cabello, aun húmedo, por el reciente baño. Ese era el tipo de Peter, no una chica que cuando no usaba converse o zapatillas taquilleras, se ponía unas sandalias romanas simples, sin nada fuera de lo común y que se paseaba para todos lados con poleras anchas, de colores oscuros y jeans gastados.
Y lo peor era que hasta ahora nunca me había molestado vestirme así, de hecho ni ahora lo hacía, disfrutaba mi ropa, la consideraba más original, libre y hasta más linda que un vestido ajustado. Me hacía sentir bien ir caminando por la calle, decentemente y sin presumir nada, con un jeans, una polera de Metallica y un bolso cruzado. Era lo que era, simplemente. O por lo menos hasta ahora, cuando la vi a ella, con ese atuendo, y a él, tan similar, como si el universo se hubiese conspirado para unirlos.
En ese momento entendí por primera vez que yo no era para Juan Pedro Lanzani ni él era para mí. O quizá fuera que yo no era para nadie. Quizá lo mio era lo que tenía planeado antes de conocer a Peter. Ir al Amazonas arriesgándome a morir en manos de una serpiente o de un jaguar, conocer a los Indios de las tribus, viajar con gente tan o más loca que yo, obsesionada con los espíritus y el alma de las tribus que aun no eran civilizadas y tal vez, si salía viva de aquella selva, podía pasar unos años en Europa, tomando fotos, para después partir a África. Si, eso parecía más lo mio. Y era lo mejor, lo de Peter, ni aunque quisiera hubiese resultado. Yo no hubiese aguantado todo eso. Ir a reuniones con neoliberalistas, hacerme amiga de sus flamantes y refinadas esposas, amarrarme a un hombre, que inconscientemente haría hacer todo como él quisiera y de lo que yo no me daría cuenta hasta mucho tiempo después, cuando fuera incapaz de separarme porque me sería imposible vivir sin ese hombre.
-Lali... Planeta Tierra.
La voz risueña de Cristóbal, que estaba haciendo gestos ante mi cara me hizo aterrizar de pronto
-Ah... ¿Qué?
-Nada. Te habías quedado como epiléptica de pronto.
-¿Ya se llevaron a Mateo?
Se echaron a reir  nuevamente y desvié la mirada levemente. Los señores, Paula y Julieta me miraban con expresión entre divertida y lastimosa, mientras Peter, que estaba a su lado, me observaba con atención, totalmente serio, como si intentara descifrar algo.
-Eres una tonta- me dijo Nicolás riendo- Ni que te hubieras quedado dormida por horas. Solo estuviste quieta como un minuto, lo que sin duda es un logro para ti.
Si, si, si. Como fuera. Nicolás y Cristóbal no eran precisamente amigos pero les tenía suficiente confianza así que me atreví a darles un fuerte golpe en el codo.
-¡Ay!- rechinaron
-Ustedes se lo busca...
-Lali...- Sentí que tocaba mi hombro- Por suerte te encuentro. No me dijiste el piso y casi no me dejan subir.
Me di la vuelta y ahí estaba Poli, con una caja de comida rápida de Doggis, una buena camiseta de Nirvana, un jeans oscuro y unas zapatillas Columbia perfectas para escalar. Oh... Y el exquisito olor de perfume, beta de la cabeza a los pies. Eso se parecía mucho más a lo que necesitaba, mucho más que Peter al menos.

Continuará.

Capitulo 36:

-Poli...- me di la vuelta nuevamente hasta los demás- Él es Pablo, un compañero de la Universidad, quiere donarle algo de sangre a Mateo.
Los padres de Mateo y Julieta se levantaron de inmediato a saludarlo, dándole las gracias. Necesitaba demasiada sangre así que seguramente, aunque Poli donara unos litros necesitarían más.
A los pocos minutos sacaron a mi amigo en una camilla y lo guiaron hasta una pieza donde podría reposar.
No nos dejaban pasar a la sala hasta que Mateo ya estuviera bien instalado, con los catetes puestos y medicado con algunos antibióticos y suero por vena así que aproveché para apartarme con Poli hasta un pasillo alejado, donde la vista nos daba a un hermoso volcán cubierto con nieve. La idea de estar ahí sentada con él, a la vista de todos no me apetecía. Además Peter podría darse cuenta con facilidad que no era mi novio.
-Supuse que tendrías hambre así que...- estrechó su brazo con la cajita de Doggis en la mano y me la entregó.
Combo cinco. Perfecto. Ese chico me conocía más de lo que creía.
-No viene con helado porque se iba a derretir en el camino y...
-Así está perfecto. El helado es lo que menos me gusta después de todo.
Tomamos asiento y me dispuse a abrir la caja de inmediato, como si fuera un niño hambriento. Me lleve el hot-dog a la boca y le ofrecí papas fritas pero dijo que no tenía hambre.  Mejor, porque aunque no me gustaba comer sola cuando habían otros presentes, la comida chatarra era, y seguiría siendo mi favorita siempre.
-¿Cómo está Mateo?
-Comparado con como estaba en la mañana perfecto. Necesita ayuda de un kinesiólogo por una leve fractura en la columna y unas costillas quebradas pero nada que no se pueda solucionar. El problema está en que algo parece andar mal en su interior. No logro entender los términos de los médicos pero si no me equivoco es como si algo se hubiese reventado y la sangre se hubiese coagulado. Además perdió varios litros, contando la que tuvieron que sacarle porque en si situación no era conveniente tener bolitas de sangre coagulada en su interior.
-Entiendo... Pues yo puedo donar lo que sea. Me considero fuerte y no me dan miedo las agujas.
La sonrisa que apareció en sus labios en ese momento me pareció mucho más linda que de costumbre. Quizá fuera por la razón. No esperaba nada de Pablo y sin embargo estaba ahí, ayudándome, sin ninguna intención ofensiva. Me pregunté por primera vez si actuaría de la misma forma si se enterara de mi pasado. Me pareció que no, porque aunque era un poco menos tradicional que Peter tampoco era tan intenso y arriesgado como él.
Creo que leyó algo en mi mirada o en alguna parte de mí ser porque agregó
-Lali, despreocúpate.
-¿Qué? ¿De qué?
-Te estás cuestionando demasiadas cosas. La verdad es que me gustas y sé que lo sabes. Ya sé que a ti nada parece impresionarte y que no eres muy romanticona pero no me interesa. He dicho que me gustas, no que estoy perdidamente enamorado de ti. No tienes que sentir lastima por mi, yo...
-No siento lastima por ti- aclaré medio ofendida
-Ok. Pero sea lo que sea que te estás cuestionando deja de hacerlo. No iba a pedirte matrimonio. No soy tan aprensivo como tu ex.
Pablo no sabía que Peter era mi ex. O si. Bueno, todos lo supieron cuando estuvimos juntos ya que me iba a dejar y buscar casi todos los días. Error. No debí dejar que me vieran en tantas partes con Peter Lanzani.
-Peter no es aprensivo.
Quise que mi voz sonara lo más normal pero me pareció que salió un poco irracional. Como si aun tuviera la necesidad de defender de cualquier acusación a Peter.
-He notado como te mira. Y también como sostiene a su novia. Tiene como un dote de altivez o algo porque me da la impresión de que cree que puede poseer a las personas. Como si fueran de su propiedad.
Peter no era posesivo. Y Pablo no lo conocía lo demasiado para opinar. Cuando estaba con alguien lo disfrutaba al máximo y se entregaba por completo porque no lo lograba contener por mucho tiempo los sentimientos. O eso decía él.
Quise reclamarle a Poli nuevamente pero era estúpido que estuviera defendiendo a mi ex, encima, ante un chico que lo único que hacía era comportarse bien conmigo. Además Pablo y yo teníamos demasiadas hipótesis en común para reclamarle. Probablemente sobre muchas cosas yo pensaba igual.
Guarde silencio por unos minutos y me dediqué a comer.
-Creo que Mateo ya debe estar listo. Es mejor que vayamos.
Me puse en pie y comencé a caminar con él a un paso de distancia. Paré para que me alcanzara pero en cuanto me di la vuelta para ver que sucedía me soltó:
-Por casualidad, ¿Le dijiste a Peter que estábamos saliendo?

Continuará. 

Capitulo 37:

-No. Claro que no.
Maldita sea. Pablo era astuto. Otra vez me sorprendía
-Ah.- dijo con fingido desinterés-  Entonces no te molestara que aclare delante de todos que solo somos compañeros, digo, para no formar malos entendidos.
Sonrió con dote burlón  y leí en su mirada algo desafiante
-Está bien. Puede que haya dicho algo... Pero nada exagerado. Pasa que...
-No importa Lali. Ya sabía que lo habías hecho de todos modos. Y se me da bien la actuación así que no te preocupes nena- su tono de voz era obviamente irónico- En realidad todo se me da bien. No te molestara que te bese delante de todos ¿No, cariño?
-Claro- dije sin más y seguí caminando- Poli, serías un pésimo actor.
-¿Por qué?
-No se te da lo galán.
Se encogió de hombros frunciendo los labios
-No perdía nada con intentarlo.
Solté una carcajada loca y agregué, para cerrar el tema:
-Me gusta tu camiseta.
Poli asintió con la cabeza levemente, sabía que era fanática de Nirvana 
-Podría ser tuya por solo unos pesos. Aprovecha. Aprovecha. Solo por hoy. Oferta única.
Volví a reir alegremente por su imitación y en cuanto doblé por el pasillo a la derecha, para volver a la sala de Mateo, me encontré con Peter, sentado solo en la primera banqueta.
Me estremeció el hecho de que Peter pudiera haber escuchado mi conversación con Poli pero descarté la idea considerando que, aun estando al inicio del pasillo, Poli y yo estábamos al final del otro, a varios metros, y en un lugar donde las voces iban y venían.
-¿Dónde están los demás?- le pregunté con la voz más racional que pude pero me arrepentí de inmediato, la respuesta era obvia.
-En la sala.
Su voz era una mezcla entre obviedad e ironía que me logró poner, como siempre a la defensiva
-¿Y tu novia Peter?
Segunda vez que me arrepentía de la pregunta. ¿Acaso no podía quedarme callada por más de cinco segundos?
-Tenía que hacer durante la tarde.
Ok. No necesitaba preguntar nada más
-¿Por qué te has quedado?
Maldita lengua suelta. Necesitaba escuchar la respuesta.
-No pasaría toda la tarde en una puta clínica con gente a punto de caer en depresión por ti Lali. Créeme.
-Yo... Yo no...
-Lo que Lali ha querido decir- interfirió Poli, adivinando que yo no era capaz de defenderme ante ese ataque- Es que deberías ir a descansar Peter. Mateo está mejor y yo voy a donar toda la sangre que pueda. Y, además, conozco personas que podrían pasar toda la tarde en una puta clínica con gente, que con justa razón está  punto de caer en depresión por Lali. Yo por ejemplo.
Estaba sorprendida y Peter también. Pero Pablo parecía estar totalmente seguro y sin que pudiera darme el tiempo de analizar la situación me tomó fuerte por la cintura y depositó un beso sobre mis labios, que por alguna razón me parecían extremadamente secos.
Quise decir algo pero hubiese sido estúpido. Peter tragó saliva sin alejar su vista de la mía y frunció el entrecejo durante unos segundos. Me pareció que le costaba respirar y sudaba un poco. Creo que no estaba equivocada porque soltó el nudo de su corbata y desabrochó el segundo botón de su camisa.
-Voy a ver a Mateo. Vamos Poli.
Mi voz sonó temblorosa y distante así que Poli no dudo ni un segundo en seguirme pero antes de dar el cuarto paso sentí la voz de Peter en mi espalda
-Todos estamos dispuestos a hacer cualquier cosa por Mariana al principio, Pablo. ¿Parece ser lo ideal no? Simple, linda, inteligente, poco superficial y de bajo consumo. Escucha buenas bandas de Rock y prefiere ver Jackass en vez de America’s Next Top Model. No le gusta el compromiso y no te exige nada... Parece fácil de dominar. La chica perfecta. ¿Hasta cuando?
A esa altura Pablo y yo ya nos habíamos dado vuelta, y estábamos frente a él, atónitos, escuchándolo. Creo que espero a que yo respondiera pero como notó mi estado continuó
-Hasta que le entregas todo. Hasta que sientes que no puedes amar con mayor intensidad. ¿Y que pasa? Se termina... ¿Demasiado vulnerable, no? Pero cierto. Y vas a terminar igual que yo Pablo.

Continuará. 

Capítulo 38:

-Vamos Lali.
Pablo me instó a darme la vuelta ignorando a Peter pero se me hizo imposible moverme. Como si mis pies se hubiesen congelado. Como si todo mi cuerpo estuviera bajo una fría capa de hielo, espesa y aterrante.
Atiné a seguir a Pablo solo después de ver a Peter alejándose por el pasillo, hasta que ya no lo distinguí entre la gente. Verdaderamente le había causado daño a Peter Lanzani, más, mucho más del que él pudiera causarme ahora. Sin intención ni premeditación pero daño al fin y al cabo.
-Perdón Poli... No quería que...
-Está bien. Podemos hablarlo luego. Ahora vamos a ver a Mateo.
En cuanto llegamos una enfermera apartó a Poli hasta una silla y le mostró una aguja mientras le daba unas cuantas explicaciones. Mateo se había quedado dormido porque la anestesia no había desaparecido del todo aun. Le amarraron una cinta de elástico a Pablo en el antebrazo y un poco más abajo la enfermera buscaba la vena. Cuando la encontró enterró la aguja y a través de una delgada sonda vi su sangre, que se dirigía hasta un frasquito de vidrio.
Miraba constantemente hasta el pasillo esperando que Peter apareciera pero no fue así.
Pasamos la tarde con Mateo. Poli tenía una paciencia exquisita porque en ningún momento reclamó ni puso mala cara. Al contrario, se comportó de lo más amigable y servicial con todos.
La visita se acaba a las ocho y después de esa hora solo se le permitía quedarse a uno. Nos fuimos y le prometí a Mateo llevarle un pie de limón en cuanto lo dejaran consumir algo. Según él se moría de hambre pero me pareció que exageraba porque el suero debía saciarlo.

En el camino de pronto Poli soltó una pregunta. Iban camino al estacionamiento, lo llevaría a casa, Poli tenía un hibrido pero casi todo el tiempo andaba en bici y ese día no la llevaba
-¿Peter fue el primero?
 Me sorprendió por la pregunta y me imaginé nombrándole a cada uno de los hombres que antecedieron  a Peter
-No. Bueno, de alguna forma, si. Digamos que tengo un pasado un tanto complicado... ¿Por qué la pregunta?
-Me imaginaba que tenía que haber sido así. Según entiendo su relación no alcanzó a durar un año pero fue más intensa que una de diez.
-Si. Creo que fue por como se dieron las cosas. Hay mucho que no sabes de mi vida Poli.
- Soy tu compañero de universidad hace casi tres años. Te conocía antes de estuvieras con Peter. Reconozco que antes de empezar a salir con él salías mucho más y llegabas constantemente con la caña a clases pero nada más, que yo sepa.
-Hay mucho más- dije intentando no volver al pasado- Mi vida no funcionaba, para nada. No voy a contarte la historia ni los precedentes porque no me interesa recordar el pasado y solo se lo he contado a Peter pero... Era adicta a las drogas, llegaba a... ofrecer mi cuerpo a cambio de ella- dudé si continuar o no, no quise mirar a Pablo- Peter me sacó de todo eso sin  siquiera importarle lo que era. Fue lo mejor que pudo pasarme. Y sigue siéndolo, independiente de todo, sigo agradeciéndole el gesto.
Pablo asintió con la cabeza meditando la situación
-Fue valiente.
-¿Crees que tú hubieses podido hacer algo similar?
-No- dijo de inmediato- Creo que no. Realmente estaba enamorado después de todo. Deberíamos hablar con él Lali. Lo consideraba un cretino pero creo que a fin de cuentas se lo merece.
-Quizá.
-Me gustas Lali. Y lo que acabas de decir no cambia las cosas. Si vuelves con Peter está bien, siempre que seas la primera y no la opción. Supongo que él en mi caso estaría diciéndote que no, que te alejes y blablá pero yo no soy así. Creo que nunca he sentido con tanta intensidad.
Si, me dije, yo tampoco creí que fuera posible sentir así antes de conocerlo
-Yo esperaré, no voy a forzar las cosas, puede que vuelvan como puede que no. Puede que me olvidé de ti o puede que más adelante tengamos una relación. No voy a presionar las cosas. Habla con Peter, Lali. Es lo mejor.

Continuará J

Capitulo 39:

De alguna forma Pablo tenía razón. Era conveniente hablar con Peter. Necesitábamos cerrar un ciclo que sentía que aun estaba medio abierto.

Mateo fue dado de alta tres días después y estuvimos en su departamento- que compartía con Julieta hace dos meses, demasiado pronto, para mi gusto- hasta tarde celebrando nada en especial, solo que estaba vivo y recuperado. Lo cual no dejaba de ser importante. Mis amigos también habían insistido en que hablara con Peter, porque nunca lo había enfrentado. Además Julieta decía que estaba bien hacerse de rogar, pero yo era un caso extremo. Me negué inmediatamente cuando supuse que quería que él y yo volviéramos a... bueno, a algo; argumentando que nunca podría llegar a ser la otra, no era justo para Paula, y tampoco para mí. Pero como todo el mundo estaba enloquecido con que Poli era un buen chico y blablá me dijeron que después de todo, al menos hablara con Peter para cerrar un ciclo, y eso era precisamente lo que iba a hacer.
No cara a cara, por supuesto, algo más cobarde. Quizá un correo. No, no podía escribir todo en un correo electrónico. Una llamada, larga pero necesaria. Si, nada mal.

No quería llamar a Peter en pleno día porque me pareció que estaba demasiado ocupado con su trabajo y no valía la pena interrumpirlo cuando aun no tenía algo concreto que decirle pero por la noche tampoco era la opción. Seguramente iba a estar con Paula. Aun así sentí que necesitaba con urgencia explicarle las cosas y no pude resistir la tentación cuando vi mi X-Peria sobre la mesa de centro después de cenar.
Marqué su numero- Había cambiado de celular pero Mateo me dio el nuevo numero- Y con  la mano temblorosa sujete mi débil aparato con fuerza.
-¿Bueno?
Su voz me sonó extraña a través de la línea. Tensa, si, tensa más que nada. Quizá tenía mi número,  aunque había cambiado el chip después que terminamos
-¿Peter?... Soy- dudé si decirle Lali o Mariana- Soy Lali. ¿Estás ocupado?
-Espera un momento...
Pensé que iba a colgar cuando no oí nada por más de cinco segundos
-Perdona- dijo al fin- Estaba en la pieza... Con Paula. He preferido venir al cuarto de  baño ¿Qué pasa?
De pronto ya no supe que decirle. Quizá no debí haberlo llamado. Mierda. Realmente no venía al caso llamarlo.
-Pues... He estado pensando y, ya sabes, sobre lo del otro día.
Escuché algo entre dientes, quizá una maldición o un gruñido
-Si. Sobre eso. No debí haber dicho lo que dije. En serio, lo lamento pero...
-Lo sé. También lo siento Peter, nunca ha sido ni fue mi intención causarte daño. Y fuera de todo quiero que tengas claro eso.
Nunca pensé que pudiera dejar tan de lado mi orgullo para decírselo pero lo hice, aunque no de la forma debida, pero hecho de todas formas.
-¿Podemos hablarlo en privado?...- al no notar señales de vida de mi parte agregó- En un lugar publico, por supuesto.
-Si. Está bien- tocaron el timbre de mi puerta- Espera. Hay alguien llamando a la puerta. Quédate ahí para acordar la dirección. Peter... Creo que de todas formas si a Paula llegara a molestarle no es necesario que nos...
No terminé la frase porque, sin ver por el ojito de la puerta abrí  y me encontré en frente con David. Por Dios. Llevaba sin verlo desde... esa noche.
-David- susurré con el celular todavía pagado a mi oreja 
Me sonrió con una mezcla de malicia y burla, iba vestido como siempre, una mezcla entre Eminem y Rocky Balboa. Llevaba las manos entrelazadas en la espalda y escuché su desagradable voz con la misma frase de siempre
-Hola Marianita. Tanto tiempo.
Apreté mi celular hasta que estrangularlo y noté, para mi desagrado que aun le temía a David
-¿Mariana... estás aquí?- la voz de Peter me llegó nuevamente a lo lejos. En la primera segunda era suave, preocupada. Pero en la que vino luego había una mezcla de resentimiento y alarma- ¿Está David contigo?

Continuará.

Capitulo 40:

-Si...- me escuché murmurar con nerviosismo- ¿Qué haces aquí?
Escuché la respuesta de ambos a la misma vez, Peter me decía que no le colgara o algo así mientras David contestaba con voz inocente que solo quería hablar conmigo un rato
-Estoy ocupada- le dije e intenté cerrar la puerta pero el brazo de David, forzudo y moreno, como siempre intercedió entre el umbral y la madera. Quise apretarle la mano hasta que la sacara, desesperada pero el imbécil tenía tanta fuerza que la había vuelto a abrir echando todo mi cuerpo atrás
-Mariana, no hagas nada. Voy saliendo. Cálmate y compórtate de lo más normal. Llamaré al conserje y le diré que este atento...- Su voz me parecía muy lejana cuando vi a David entrar al departamento y observarlo complacido- ¿Mariana?... Dios Lali. No me hagas esto, por favor...
Volví a escucharlo cuando me llamó Lali. Dios mio, sonaba tan atractivo cuando venía de su parte
-Estoy aquí...
-Corta el celular Marianita. Dile a quien esté al otro lado de la línea que un viejo amigo ha venido a visitarte.
Tuve que obligarme a cortar. Me daba demasiado miedo desafiar a David. Mucho más que hace dieciséis meses, quizá porque en ese tiempo mi vida valía mucho menos.
-¿Quieres beber algo?- le pregunté con voz trémula
-Una cerveza. O whisky.
-Solo tengo jugo natural y algo de cabernet de una buena reserva. Quizá te guste.
-Con que te pusiste fina- sonrió con malicia- ¿Ni siquiera Ron añejo? ¿Quizá una botellita de  Abuelo Añejo? Ese me gusta.
Por suerte Mateo había traído una botella de ese hace poco y conservaba las cuatro botellitas de plástico que trae. Pensaba tenerlas como recuerdo pero no me interesaba contradecir a David. Me pregunté porque el conserje no llegaba. Seguramente Peter le había dicho  que viniera. ¿O no? Ni siquiera estaba segura de si había dicho que iba a llamarlo.
Le di la diminuta botellita a David y se la sirvió de un sorbo.
-Supongo que sabes que he pasado un tiempo en la cárcel por culpa de tu noviecito.
-Peter ya no es mi novio.
-A la mierda. Sigo habiendo estado en la cárcel y acabo de terminar con el resguardo policial. He venido a verte porque... Dame otra de esas botellas.
Le lleve otra y nuevamente la bebió en una milésima de segundo
-Creo que tengo algo que puede interesarte Marianita.
-Ya no consumo droga.
-¿Ah no?
Me mostró un sobrecito con un gramo de cocaína y casi sufrí un infarto. No estaba segura de poder resistirme si me obligaba a aspirarla. Mierda. Ni siquiera estaba segura de poder hacerlo sin presión.
-Hablo en serio David. Creo que es mejor que te vallas. El conserje va a subir en cualquier....
-¡Maldita sea!- Se puso en pie y me arrastró del brazo hasta una pared- Si no es por las buenas va a ser por las malas Mariana... te lo advierto.
-David... cálmate.
Sentí sus labios obligando a los míos a abrirse. Me introdujo la lengua indecentemente y capté su aroma a ron mezclado con cocaína y quizá marihuana. Me beso hasta que me quede sin aire y aunque intente echarlo hacia atrás me agarró con fuerza las muñecas hasta que se quedaron moradas. No quería abrir los ojos, sentía asco, repugnancia y vergüenza pero me vi obligada a hacerlo cuando noté el sonido de su cierre. Maldita sea. Señor, por favor no, te lo suplico.
Noté la intensidad de su erección cuando apegó más su cuerpo contra el mio y quise vomitar.
-Bájate los pantalones- exigió
Negué con la cabeza pero insistió y no tuve más remedio que hacerlo entre sollozos. Iba a violarme, Dios mio, otra vez. No estaba segura de poder soportarlo. Vi sobre el hombro de David como la puerta se abría a su espalda y agradecí a Dios en mi mente. La sombra de Peter con el conserje a su espalda me pareció borrosa y de pronto me pareció estar alucinando pero me di cuenta que era real cuando sentí el golpe en el cuello de David y a este caer al suelo. Peter se tiró sobre él sin cesar de golpearlo y por un minuto pensé que iba a matarlo. David estaba medio ebrio pero aun así seguía dando golpes y de vez en cuando se cubría la cara
-Peter déjalo- le susurre, incapaz de moverme de la pared.
-Voy a matarte hijo de puta.
Sabía que no era cierto, que no era capaz de matar a alguien pero aun así noté algo en su tono de voz que me preocupó
-Peter por favor...
No era Peter en ese momento. De hecho dudo que haya podido escucharme, al contrario, lo golpeaba con mayor intensidad
-¡Por favor Peter! Estoy asustada. No necesito ver como golpeas a David.
Se detuvo justo cuando iba a darle otro puño en el abdomen y me miró directamente a los ojos. Al instante su actitud se suavizó y sin pensarlo se puso en pie y corrió a abrazarme.

Continuará.

Capitulo 41:

-Cariño perdón...- pasó sus  manos temblorosas por mi cabello, los hombros y mis brazos hasta llegar a la punta de los dedos.- Voy a matarlo Lali. Si me dices que te hizo voy a matarlo.
Peter hablaba en serio, aunque me diera miedo. Estaba dispuesto a tumbar a David en el suelo hasta que se le acabaran las fuerzas
-Ya lo has dejado inconsciente Peter. Es demasiado.
-Dime que te ha hecho Lali.
Vio la bolsita de cocaína tirada en el suelo y volvió la vista hacia mí, pasando primero, por todo mi cuerpo, quedándose en el cierre del pantalón, que estaba desabrochado. Sin dudarlo se inclino un poco a la altura de mi entrepierna y subió el cierre lentamente para después abrochar el botón. Mi cuerpo se estremeció por completo cuando sus manos rozaron esa parte y para mi vergüenza, aun en esas circunstancias, no pude evitar la sensación que se apoderó de mi sexo.
-¿Ha intentando violarte?... ¿Lo hizo? ¿Estás drogada? Lali, por Dios, respóndeme.
-No, no ha hecho nada, solo...- Sentí tantas ganas de besarlo cuando vi su rostro tan cerca del mio- Estás herido.
-Solo es un rasguño. Mira tus brazos. Maldito bastardo.
-No podemos dejarlo tirado en el piso toda la noche. En cualquier momento va a reaccionar.
Peter se separó de mí asintiendo lentamente. Caminó nuevamente hacia a David y lo agarró  de los brazos tirando de él hasta sacarlo del departamento. Intercambió un par de palabras con el conserje y mientras tanto aproveché para  llevar las botellitas de ron al contenedor. Apenas sentí cuando Peter cerró la puerta y supuse que se había sentado en el sofá pero en cambio, cuando me di la vuelta para volver al living me lo encontré frente a frente. Depredador sigiloso, pensé.
-Te agradezco que hayas venido Peter- susurré.
-No te hubiese dejado sola con ese... porque... Perdón.
Entendí lo que quería decir, incluso cuando no haya dicho nada. Lo noté en su mirada, en ese gesto de incertidumbre y en sus ojos opacados de pronto por algo.
-Ya no importa.
-Si que importa. Yo creí...
-Lo que quisiste creer Peter- abrió la boca para reclamar pero volvió a cerrarla- Quizá no a propósito, no conscientemente.
-No te hubieses acostado con David por tu propia voluntad. Si hubiese sido así hoy estarías metida en esa mierda nuevamente.
Asentí lentamente con los ojos cristalinos. Al fin Peter me creía. O al fin entendía las cosas. Demasiado tarde.
-Creo que de alguna forma fue lo mejor. Yo... no hubiese podido, ya sabes. Todo. En cambio tú si que..., bueno, y Paula, tenía que ser así.
-No. No tenía que ser así.
Creo que de pronto se sintió mareado porque tomó asiento con dificultad y sostuvo la cabeza entre las manos. Lo seguí en el mismo movimiento.
-Tú y Paula van a casarse en poco tiempo y yo no quiero arruinar...
-No vas a arruinarlo. No lo sé. He cometido errores, todo sucedió muy rápido. Nunca pude esperar y por eso me resultan  las cosas mal. Siempre. Siempre. He... Me acosté con una tipa mayor a los 14 y resulto siendo un desastre solo porque no quería esperar, iba a casarme a los veintidós años y mi novia terminó acostándose con mi profesor, vuelvo a enamorarme y encuentro a mi novia en la cama con otro y sin esperar explicaciones, sin siquiera darme el tiempo de detenerme a pensar me busco otra, la engatuso y le pido matrimonio a los cuatro meses de noviazgo. No se porque me da por acelerarme siempre. Tengo veintiséis  y ya me siento como un cincuentón que pronto va a morir y quiere hacer todo ya.
-Lo siento- atiné a decir. Tenía un nudo demasiado grande en la garganta como para poder agregar algo más.
-¿Crees que hubiésemos podido seguir adelante si no me hubiese alejado?
-Peter. Creo que no vale seguirle dando vueltas. Vas a ser feliz con Paula y...
-No estoy enamorado de Paula. Ella tampoco lo está de mí. Simplemente vamos a casarnos porque yo estaba despechado y quería ocupar lo de un clavo saca otro clavo. Y Paula estaba ahí, con sus dotes de señorita, perfectamente educada, linda y da una familia amiga. Nos conocíamos desde pequeños. Por otra parte Paula no quería casarse con nadie porque no es virgen. No lo era cuando comenzamos a salir. Y según ella ningún otro hombre podría quererla si ya se había entregado a otro hombre.
-Paula parece venir del siglo XV- comenté con vos risueña.
-Voy a casarme Lali. ¿Te das cuenta? Ya tenemos los anillos y la mano está pedida. Nos hemos comprometido en público. No hay nada que pueda hacer.

Continuará.

Capitulo 42:

Peter tenía razón, la cosa ya estaba hecha. Yo no le arruinaría a Paula todo lo que probablemente le importaba. El qué dirán. Y como fuera, Peter y yo no hubiésemos tenido otra oportunidad, así que no valía la pena. Pero aun así me sentí triste, no había considerado conscientemente la posibilidad de volver con él pero creo que en el fondo era eso lo que más deseaba.
Como si entendiera lo que estaba pensando me agarró de la cintura con fiereza y me apretó contra el. Para mi vergüenza debo admitir que me excité en seguida. Y él también lo estaba. Era imposible no darse cuenta cuando lo tenía pegado a mí.
No quería resistirme, esa era la verdad, pero no era capaz de hacer algo así sabiendo que él estaba comprometido. Hubiese dado lo vida porque me llevara a la cama en otras situaciones, quizá incluso se lo hubiese pedido pero no en ese momento. Peter miró el sofá mientras una leve sonrisa picara aparecía en sus labios. Lo habíamos hecho muchas veces en ese sofá. Aunque también lo habíamos hecho en la cocina, la alfombra, el baño, la cama e incluso el balcón. Dios, ese departamento había sido totalmente cómplice de nuestros encuentros. 
Peter me mordisqueó la oreja y recién ahí me percaté de que  no era necesario ir a la cama para ser infiel.
Lo aparté con una fuerza que no supe de donde saque porque en ese instante mis piernas ya flaqueaban.
 -Dios, nunca te había deseado tanto Lali.
Si. Lo sabía. Tampoco yo lo había deseado tanto antes.
-No puedo... Yo... Es mejor que te vayas a casa Peter.
Mi voz no era en lo absoluto imponente, al contrario, ni siquiera yo me convencía de que lo estuva diciendo.
-Sería capaz de ir y terminar con Paula en este preciso momento si supiera que así...
-No.
Ambos entendíamos que hablaba en serio. Las cosas ya no eran iguales. Ni siquiera sabía si el sentimiento era igual. Yo deseaba a Peter tanto como lo amaba pero en sus ojos solo había deseo, pasión, y eso era precisamente lo que no podía permitirme.
-¿En serio quieres que me vaya?- preguntó dando un paso hacia mi nuevamente pero casi al mismo tiempo yo retrocedí.
-No siempre se debe hacer lo que se quiere.
Lo que quería era hacer el amor con Peter hasta el amanecer, dormir sobre su pecho, despertar y desayunar juntos... Justo lo que él me había propuesto hace tanto atrás.
-No creo ser capaz de irme y no volver. Esa es la verdad.
Me humedecí los labios antes de hablar. Nunca había estado tan excitada ni respirando tan deprisa.
-Es lo que debes hacer.
-Ya lo sé, maldita sea... No quiero casarme Lali, no con Paula.
Quise preguntarle si conmigo querría hacerlo pero nunca hubiese hecho una pregunta como esa.
-Peter...
Pero antes de que pudiera controlarlo su boca estaba sobre la mía, instándome salvajemente a abrirla. No lo hice al principio pero sus labios se movían demasiado instintivamente. Cuando lo hice sentí su lengua penetrar hasta lo más profundo de mi boca y supe que no podía permitirme que eso pasara. Iba a ir a la cama con Peter Lanzani si alguien no me rescataba en seguida, no podía controlarlo yo sola.
Continuará.
Capitulo 43:
Quise alejarlo pero sujetó mis manos con fuerza y las apartó para después volver a poner las suyas en mi cara. No podía permitirlo pero tampoco era capaz de negarlo así que terminé desistiendo. Comencé a desabrochar desesperada los botones de su camisa. Tanto que algunos llegaron a salirse. Peter mientras deslizó mis manos por dentro de mi camiseta y acarició mi abdomen hasta que solté un gemido y comencé a jadear. Así que, con una sonrisa en los labios subió hasta mis pechos. Los acarició por encima de mi sostén y luego me quitó la camiseta. Así que ahí estábamos, semidesnudos, esperando a que ocurriera pronto y sentir que el daño ya estaba hecho y no había vuelta atrás. Dios, ya sabía cuando me arrepentiría.
Quise preguntarle a Peter si aun me amaba pero rechacé la pregunta. Considéralo solo sexo Lali. Me repetía. Pero era imposible. Yo estaba enamorada de Peter Lanzani, y sabía que era posible que él no lo estuviera de mí.
-¿Vas a terminar con Paula?
Le pregunté entre jadeos. Sabía que iba a responder que no pero también sabía que solo decía eso para auto convencerme. Realmente pensaba y deseaba con todo mi corazón que dijera que si.
Peter no respondió y eso me dolió aun más de lo que pensé. Pero seguía besándome tan insistentemente que no podía negarme. Me sentía una puta. Y lo era. Esa es la verdad. ¿Qué mujer puede ser tan poca cosa para acostarse con un hombre comprometido? Yo.
-Peter...
Sabía que le iba a pedir que parara. Por eso no quiso escucharme.
Me quitó el sostén y me tiró sobre el sofá. Comenzó a desabrocharse el pantalón rápidamente a la vez que observa mis senos.
-Te lo suplico...
Pero nuevamente me ignoró. Era demasiado para mis saturados sentidos. Yo quería que parara, de verdad lo quería pero mis fuerzas se agotaban. Era verdad. Yo no quería acostarme en el fondo con él. Hubiese preferido que se comenzara a quemar el departamento antes que acostarme con Peter. Primero, porque estaba comprometido. Segundo, claramente no iba a dejar Paula. Tercero, no quería nada más que sexo conmigo. Y cuarto, quizá fundamental, estaba completamente segura de que Peter ya no me amaba.
Me deje arrastrar por un precipicio de placer y culpabilidad al mismo tiempo tan desastroso que solo pude abrir los ojos cuando noté que mi jeans había desaparecido. Nunca me había avergonzado que Peter viera mi ropa interior hasta ese día. Llevaba calzones normales, de Snoppy, que tenían mucho más de infantil que de sexy. Y eso ni siquiera me interesaba antes.
Me parecía imposible que estuviera sintiendo tanta mortificación y al mismo tiempo estuviera tan húmeda.  Y volví a avergonzarme por eso. Pero a Peter le causó gracia
-Me gustan- dijo con algo de humor en medio de la situación- Hace tiempo que no tenía el gusto de estar con una mujer que usara calzones de monitos animados.
-No estaba preparada para...
-Me excitan. Mucho más que esas cosas transparentes...
Y volvió a apoderarse de mi boca, pero por primera vez con suavidad.
-Si me acuesto contigo voy a arrepentirme por siempre- le dije en un susurro
-¿Por qué?
Porque te amo.
-Por esto. Estoy siendo una puta en este preciso instante. Estás...
-Olvida eso...- parecía un poco irritado
Me bajó el calzón pero antes de quitarse el bóxer susurró algo a regañadientes, una maldición, se dio una vuelta en el sofá y se tiró sobre la alfombra
-No voy a terminar con Paula Lali- me dijo tirado en el piso
Por suerte desde ahí no podía verme porque estaba más avergonzada que nunca y mis ojos se empeñaron sobremanera. Así que se me cayeron las lágrimas.
-Ya lo sé- susurré con la voz más normal que pude fingir
-Perdóname.
Continuará.
Capitulo 44:
-No. Yo tengo la culpa.
-No. Claro que no. Vine aquí sabiendo que esto no acabaría en una simple conversación...
No pude decir nada porque mi voz se iba a quebrar. Con los ojos a medio abrir busqué mi camiseta y me la puse. 
-Pensé que si tenía sexo contigo eso iba a ser todo. Se habría acabado el deseo. Pero por la puta madre, es mucho más que eso... es... algo.
-No le digas a Paula nada de esto, por favor- supliqué, aunque ya sabía que no lo iba a hacer
-Soy un cretino.
-No, tú estás bien, soy yo la que...
-Deja de echarte la culpa por todo Lali- dijo desesperado mientras se ponía en pie. Quise agachar la cara para que no me viera llorando pero pudo notarlo en seguida- No, por Dios, Lali no llores, por favor. Perdóname.
-No tengo nada que perdonarte. Las cosas son como son y está bien, no hay porque buscar culpables.
-¿Por qué siempre dices cosas como esas?- preguntó irritado- Sé que soy culpable, nunca debí...
-Eres increíble Peter. Fuera de todo eres increíble. No podría odiarte porque me sacaste de la mierda en la que estaba metida. Si no fuera por ti probablemente ahora estaría muriendo de una sobredosis... Que lo nuestro se haya dado mal es otra cosa.
Me sentía sin cargas por primera vez en mucho tiempo. Le había dado las gracias a Peter por todo aunque fuese en esas circunstancias. Pero no duró mucho. ¿Estaría Paula esperando a Peter en casa, acogedora y servicial como siempre mientras él estaba semidesnudo a mi lado?
-No se lo digas a Paula- repetí
-Quizá sea bueno que lo sepa...
-No. Por favor.
La mentira era mala, lo sabía, pero no podía permitir que alguien sufriera por mi puta culpa
Peter se acercó tembloroso hacia mí, como si fuera un objeto muy delicado y me abrazó con fuerza. Sentí su aroma encantador, la textura de su piel, su fortaleza, su sudor, la calidez de su cuerpo. Y me sentía en contraste tan débil, tan sucia, tan fría que me dieron ganas de llorar de nuevo.
-No puedo volver a verte Peter- susurré escondiéndome en su pecho
-¿Por qué?
-Porque te amo.
Continuará ^^ 

jueves, 21 de junio de 2012

Capitulo 34:

Hola Hola! Estoy aquí otra vez (8) Le pido un favorcito? Me dan link de todo lo que ha pasado con Laliter en los ultimos días, es que no tengo tiempo para ir buscando y buscando porque tengo que estudiar física!
Ahahah, mañana se estrena TENGO GANAS DE TI! <3 Pero, para mi tortura y la de mis amigos (habíamos hecho todos los planes) En Chile se estrena en Noviembre 77

Chauuuuuu ^^
Dios las bendiga :)


Capitulo 34:
La oración fue corta, pero suplicante y sincera. Con nada más que Fe en el cuerpo. Lo necesitaba tanto, tanto, que nunca en la vida pude haberme imaginado experimentar una sensación así. Lloré, si, pero no estaba arrepentida, al contrario, me sentía sin culpas y remordimientos, sin cargas, como si alguien, de la nada, se las hubiese llevado, dejándome nada más que la esperanza de comenzar algo nuevo.
Salí tambaleándome, la experiencia había sido tan fuerte y humeante que apenas lograba mantenerte en pie.
Comencé a caminar por inercia sujetándome con un brazo en lo que encontrara. Espere a que pasaran todos los autos, aunque vinieran a más de una cuadra aun, porque me sentía sin mucha noción del espacio. Pero antes de dignarme a dar el paso alguien me agarró con fuerza del hombro. Ok. Sabía que Dios existía, lo había vivido en carne propia, no necesitaba además que me tomara por el hombro... Imposible
-Me alegra que lo hayas hecho.
Susurró en mi oído, en un acto sensual, que ambos estábamos conscientes, no podía tener nada de amistoso.
Me di la vuelta esquivando su insinuación y lo miré fijamente, con el entrecejo fruncido
-Gracias- dije con voz firme- No vuelvas a hacer eso Peter.
-¿Por qué?
-Vas a casarte.
La respuesta le cayó como un balde de agua fría, y de pronto pareció arrepentido. ¿Acaso también sufría de amnesia?
Tragó saliva antes de hablar
-Mateo ha despertado. Ha vomitado unas dos veces ya, pero está despierto. Solo falta encontrar un donador de sangre. Pero lo trasmitirán en el noticiero de la tarde como prioridad.
-Sabía que iba a despertar- aseguré sonriendo con lagrimas en los ojos- He orado por él.
-¿Me iría al infierno si te beso estando comprometido?
Su pregunta hizo que por mi cuerpo recorriera una descarga poderosa, que terminó donde no debía y la sangre comenzó a subirme a la cara
Iba responder pero no se me ocurría nada. De todos modos, antes de poder hacerlo, mi celular comenzó a vibrar.
Poli, dije en voz baja al ver la pantalla. Maldita sea, siempre aparecía en malos momentos.
Peter miró la pantalla de mi X-Peria con desdén y luego agregó
-Habla en paz con tu novio. No demores mucho, alguien está ansioso por verte allá arriba. 
Pasó de mí y dio unos pasos, pero antes de cruzar la calle, se dio la vuelta y agregó
-Espero que ese chico te haga feliz.
No respondí porque no tenía ganas de explicarle a Peter que todo había sido un invento de Mateo y que yo le había seguido la corriente porque esperaba, que quizá aun pudiera causarle celos, cosa que, obviamente, era imposible. Además no tenía por qué  darle explicaciones a mi ex.
-¿Qué tal Poli?
-Lali... Me has dejado preocupado. ¿Qué pasó?
-Mateo, mi amigo, tuvo un accidente.
-¿Está bien?- preguntó con inquietud
-Si... Bueno, necesita varios litros de sangre pero...
-¿Qué grupo de sangre es?
-OH negativo.
-Tengo el mismo- dijo chispeante
-¿En serio?
-Si... Puedo donar al menos un poco.
Dios. Poli era de lo mejor que me pudiera estar pasando, después de todo debí haber considerado tratarlo mejor estos últimos meses. Fuera de ser insistente no cometía muchas otras faltas. Y poseía cualidades similares a las de Peter, en sus buenos tiempos, claro. Nada mal.
-Poli, eres increíble. En serio. No sabes cuando te lo agradezco.
-Creo que puedo pensar en unas buenas de agradecimiento luego.
Ok. Era un tanto pícaro pero en esas circunstancias eso daba igual
-Está en la Clínica Central. Poli... En serio, muchas, muchísimas gracias. Eres increíble.

Continuará  



domingo, 17 de junio de 2012

Capitulo 33:


Capitulo 33:

-Voy a ver como está saliendo todo. Además quede de llevar café para todos, deben estar esperándome.
Me paré rápidamente y caminé hasta la caja para pedir los café y sentí a Peter a mi espalda. Maldita sea, no era capaz de contener las lagrimas mucho más. Ya ni siquiera le dolía mi recuerdo. Mierda.
-Son mil quinientos- me dijo el chico quitándome de mis pensamientos
-Oh. Si. Disculpa.
Pagué y me di la vuelta con los tres envases en la mano
-Te ayudo.
-Yo puedo.
-Mariana... Por favor.
Quitó de mis manos dos de los tres vasos y me sonrió con burla.
-Eres incapaz de dejar lo creído.
-Claro. Como si pudiera llegar a impresionarte.
Bueno, al menos estaba equivocado y me gustaba que así fuera.
-No. No lo haces pero sigo detestándolo.
Caminamos hasta el pabellón y me senté al lado de los señores esperando noticias. Julieta había ido al baño y cuando llegó, me hizo a un lado de inmediato
-¿Has estado con Peter?- me preguntó aunque no estoy segura de si fue una pregunta o una afirmación
-Si. ¿Cómo está Mateo?
-Bien. Bueno, no. Pero lo estará. Vamos... Cuéntame.
-Nada. Solo me aseguró que Mateo iba a estar bien y dijo que no me preocupara. Ah...- tragué saliva-  Y me aclaró que ya no siente nada por mí.
Soltó una carcajada por primera vez en el día
-Lali... No seas tonta. Sabes que no es así. Es cosa de ver como te mira.
-Basta Julieta. Ahora lo importante es Mateo.
Nos sentamos nuevamente esperando alguna noticia. A los veinte minutos un doctor apartó a los padres de Mateo hasta una sala apartada y estuvieron hablando unos minutos que para todos, inclusive Peter, fueron eternos.
Los vi tan lívidos al volver que dude que fueran ellos al principio. Se sentaron en silencio y nadie hizo el intento por preguntar nada.
-Necesita muchos litros de sangre y es posible que al principio sufra una leve amnesia. Necesitamos alguien que pueda donar sangra con urgencia- dijo la madre entre sollozos al fin

Mierda. Mateo era negativo. Ninguno de nosotros podía hacerlo.

En frente a la clínica había una Iglesia. Ok. No era tan malo. Lo peor que podría pasar es que me partiera un rayo en cuanto entrara.  Pero en el fondo creía y quería creer que Dios, a pesar de todo, aun me escuchaba.
-Creo que iré a tomar aire un momento- mentí, porque en el fondo, el hecho de buscar a Dios era algo intimo y personal que no deseaba compartir.
-Yo te acompaño- sugirió Peter rápidamente
-No. Prefiero ir sola.
Creo que Peter entendió la intensidad de mis palabras porque asintió con la cabeza mientras una leve, casi imperceptible sonrisa aparecía en su rostro.
Caminé lentamente hacia la salida de la clínica, a paso lento, inseguro, y en cuanto me hallé fuera de ella y sentí el suave y refrescante viento azotar mi cabello entendí que después de todo, era imposible que Dios deseara que no fuera feliz.  Que más bien era yo, la que de alguna forma alejaba siempre la felicidad.

Continuara ^^

Capitulo 32:

Hola :( El puto internet se digno a conectar. Chicas, tengo una mala noticia, lo que sucede es que la antena wi-fi que tengo en casa se desvía porque hay mucho viento y lluvia donde yo vivo en invierno, y en Chile, las lluvias acaban como en Agosto, y hasta entonces, el Internet funcionara así. Gracias por las lectoras que se unieron pero tambien he perdido muchas, por esto de no poder subir y avisar en twitter :( Bueno, la cosa es que voy a tratar de subir los maximos capitulos posibles cuando tenga internet para ya acabar luego la nove, y, aunque ya estoy en el capi 10. de una nueva, no creo que pueda subirla hasta primavera. Eso. Gracias por todo ^^ Me encantan sus firmas. Espero que las lectoras que me seguian desde la 1º nove vuelvan! Dios las bendiga hoy y siempre <3 Javi ^^
Mi twitter es: JaviCP_laliter


Capitulo 32:

Vacilé al escuchar su voz, casi en un susurro, tan cerca de mi e hice un intento por pararme de buena forma pero antes de siquiera disponerme a hacerlo vi su mano tendida a mi lado, ofreciéndome ayuda. No iba a rechazarla, no ahora, en ese momento. Sentí nuevamente el calor de su cuerpo en cuanto sus dedos rozaron los míos. Apretó su mano con fuerza para sostenerme y se me puso la piel de gallina. Me paré rápidamente y cuando iba a soltar su mano me di cuenta que él ya lo había hecho. Miré a Paula, que nos esperaba para salir de la sala y me apuré.
-Gracias.
Pasé por su lado y salí sola, a unos pasos de Cristóbal y Nicolás que debatían sobre algo y, en un intento precavido, miré de reojo por sobre el hombro a Peter y Paula, que venían juntos pero separados unos cuantos pasos atrás.
El tiempo que pasamos en pabellón fue aun más infernal. Tuvimos que esperar en el pasillo porque no se nos permitía entrar al quirófano y me pareció que nadie tenía idea de lo que realmente le pasaba a Mateo. El doctor nos informó que, según el ultimo escáner, su columna no tenía mayores problemas, y que, después de algunas sesiones con un buen kinesiólogo el problema estaría solucionado pero no así lo otro.
A eso de las una Paula y Peter se fueron acompañados de Cristóbal y Nicolás que volverían más tarde.
Julieta ya no lloraba pero se comía las uñas y el Sr. Rudolphy se dedicaba a consolar a la señora que parecía seguir en estado de shock.
Debíamos esperar por lo menos unas dos horas más antes de tener respuesta así que decidí ir al casino a buscar café para todos.
Cuando llegué y vi a gente, angustiada, comiendo sin ganas, me dio la impresión de que llevaba días en ese lugar. Pedí un café y un sándwich mas por pedirlo que por hambre y en cuanto me hube sentado, sin siquiera darme cuenta de donde o como apareció estaba sentado a mi lado
-Así que sigues siendo la fuerte de la historia.
Lo miré desentendida y sin responder, le di un mordisco al sándwich
-Alguien tiene que serlo- dije al fin
-Siempre lo terminas siendo tú.
Llevaba el nudo de su corbata suelto y se veía tan extremadamente lindo que dudé que, no hace mucho tiempo hubiese estado con una chica como yo.
-Se supone que te habías ido.
-Se suponen muchas cosas en esta vida.
Me quede en silencio nuevamente intentando descifrar que quería. Claramente había dejado a Paula en algún lado con cualquier excusa pero ¿había sido por volver a mí? ¿O simplemente quería estar al tanto de Mateo? Y si era por mí, ¿Por qué? ¿Por qué ahora?
-Mateo va a estar bien- afirmé quedando mi vista en un punto fijo.
Sentí su mirada clavada en mí y supuse que sentía repugnancia
-Si. Va a estar bien.
Rasqué mi nariz con un movimiento brusco y froté nerviosamente mi frente con mi mano derecha.
-Claramente contigo no se puede- comentó Peter de pronto
-¿No se puede qué?
-Nada. Es solo que... Si quieres llorar...
-No lo haré.
-Mariana, todo andará bien.
Quise decirle que me dijera Lali por una vez y espere escuchar el Confía en mi que no llegó
-¿Quieres que me vaya?- preguntó al ver que yo seguía en silencio
-Quiero saber porque te fuiste todo este tiempo.
-No me fui. Siempre seguí viviendo en la ciudad.
No insistí en preguntarle nuevamente lo mismo porque sabía que volvería a esquivar la pregunta y no estaba de ánimo para eso
-¿Dónde esta Paula?
-Fue a casa. Estaba cansada. Hemos pasado toda la noche en vela, después de todo Mateo venía de mi departamento cuando tuvo el accidente.
-¿Por qué no te fuiste con ella?
-Pues... Supuse que quizá alguien aquí podría necesitarme- respondió titubeando
Yo. Era yo la única que podría necesitarlo. Incluso más que Mateo, que era el accidentado.
-¿Ya te aburriste de ser el odioso?
-Tengo mis razones de ser- su tono volvió a ser imponente- Y si quieres llamarlo así no, no me aburrí pero las circunstancias no están para estupideces.
Al menos admitía que su comportamiento era estúpido.
-¿Por qué volviste justo ahora?
-Ya te lo dije. Nunca me fui. Y no volví, nos encontramos.
-Sabes a lo que me refiero- dije con voz firme.
-Está bien.  Pues... En este año no tuve en ningún momento la seguridad de haberte superado. No sabía que iba a hacer si llegaba a verte. Si correr lejos o agarrarte y no soltarte más. Las cosas en mi cabeza andaban mal.
-¿Y ahora ya marchan bien?
-Si- dijo con seguridad- Te he superado, soy feliz y voy a casarme con una buena mujer. Puedo mirarte y... no sentir absolutamente, como si nunca hubiese pasado lo que pasó entre nosotros.

Continuará ^^


sábado, 9 de junio de 2012

Capitulo 30:

Dejo rapidin! Ahaah, se que ya la recomendé una vez pero por si todavía no leen la nove de Juli <3, ESTA IMPERDIBLE! Mori con estos ultimos capitulos http://lovexlaliypeter.blogspot.com/
Eso.- Gracias. Ahahah, y la nove de Faty, la empece a leer hace poco y me encanta. http://nohaytalcrisisnovelas.blogspot.com/


Capitulo 31:

-¿Dónde está?- pregunté entrecerrando los ojos
-En la Clínica Central... ¿Lali, estás ahí?
-Ss... Si. Aquí estoy. Voy para allá.
Corté apenas e intenté poner mi mente en blanco. Caminé hacia las escaleras y cuando iba pasando por el salón escuché que el profesor, que iba llegando, me preguntó si iba a entrar pero negué con un movimiento de cabeza brusco y seguí caminando.
El puto tráfico me detuvo más de quince minutos en San Martín mientras el sol asechaba contra mi ventana. Mi bocina llegó a rechinar de tanto pitear y varios de los conductores se alteraron. Estuve a punto de bajarme y seguir caminando pero aun quedaban más de diez cuadras y convine en que no valía la pena.
Entré a la clínica y le pregunté a la recepcionista por Mateo Rudolphy y me dijo que el paciente se hallaba en el sexto piso, en la sesión de terapia intensiva y que estaban a punto de pasarlo a pabellón. Quise decirle que no necesitaba tanta información pero con la desesperación solo atiné a ubicar con la mirada el ascensor y correr hasta él. Intenté no imaginar nada malo mientras subía temiendo estallar en llanto pero se me hacía demasiado imposible dejar la mente en blanco. Un doctor me preguntó a que piso iba y le indiqué que al sexto. Me sonrió amablemente y pulsó el botón
-¿Vas al pabellón uno o dos?
No entendí la pregunta
-Al piso dos- Repetí
-Si. ¿Pero a que pabellón?- notó mi desentendimiento y me explicó- Cuando bajes, a la derecha está el pabellón uno, de azul, es la sección de ginecología, a la izquierda está el pabellón  dos pintado de amarillo. Das la vuelta y caminas un poco. Hay una puerta de prevención. Está la sección de terapia intensiva allí.
Asentí lentamente y supuse que pensaba que iba a ginecología. Las puertas se abrieron.
Seguí las indicaciones del doctor y en cuanto crucé la puerta de advertencia vi gentes por allá y por acá. Doctores corriendo, personas llorando, caminando de un lado para otro, discutiendo. Pregunté a un guardia donde podía ubicar a un paciente y me guio hasta una oficina donde se encontraba una señora de cabello rojizo.
-La señorita busca a un paciente- le dijo el guardia
-¿Nombre?
-Mateo... Mateo Rudolphy.
-Hm...- Buscó en el computador- Está en la sala ocho, al fondo. En unos minutos van a pasarlo a  pabellón.
-¿Por qué a pabellón?- pregunté de pronto
La señora me miró con lastima y volviendo la vista a sus archivos me dijo
-Algo anda mal con su columna.
Caminé lentamente hasta la sala pidiendo, en cada paso, no encontrarme con algo tan malo.
Entré y allí estaba, postrado en una camilla, habían varias personas a su alrededor pero solo me fijé en él. Su cara no se veía mucho. Llevaba puesta una mascarilla de aire artificial, sus ojos cerrados, la pera cubierta por un parche, y el cuerpo tapado por una sabana blanca, exceptuando los brazos, que estaban descubiertos y el derecho llevaba puesto una mariposa con varias inyecciones a la vista.
Me acerqué a él lentamente y  acaricié su mollerita con delicadeza. Mateo era técnicamente mi familia. Lo más cercano que tenía.
-¿Qué le pasó?- pregunté tragando saliva.
A su lado estaba una enfermera y un  poco más allá estaba Julieta, con los ojos hinchados y caminando de un lado a otro, sus padres, sentados e inmovibles, como muertos, dos de sus amigos y... Peter y Paula.
La enfermera me dijo que era conveniente que le preguntara a la visita y se fue. Me acerqué tambaleante y me pregunté como habían dejado pasar tanta visita y por qué le habían otorgado un cuarto  que parecía, en vez de eso, una habitación de hotel lujurioso. Claro. El dinero lo solucionaba todo. Ah. Y aunque fuera lo menos importante en ese momento ¿Qué hacían Peter y Paula ahí?
Saludé a Julieta con un abrazo y nuevamente rompió en llanto. De alguna forma yo siempre terminaba siendo la que la consolaba, aunque a veces, ella tratara de convencerme de que todos necesitábamos un poco de consuelo, incluso yo.
No me atreví a preguntarle que había pasado así que me dirigí a saludar a los padres y a Cristóbal y Nicolás, sin mover la vista siquiera hacia Peter y Paula, que se encontraban en el otro extremo
-¿Qué le pasó?- pregunté con voz firme por primera vez en el día
-Anoche... Fue a buscar la chaqueta que se le había quedado en la casa de Peter y cuando iba de vuelto lo chocaron. No sabemos nada Lali. Tiene fracturas en las costillas y algo ha pasado con su columna. Lo ingresaran a pabellón ahora porque dicen que algo se le ha reventado en el interior. No entiendo nada Lali... Solo quiero que mi hijo este bien- dijo casi en un susurro Marta, la mamá de Mateo
Fui a ubicarme nuevamente a su lado y me puse en cuclillas. Le tararee Sexo, de  Los Prisioneros, porque según el la canción era nuestro lema. Estaba mal. Quizá incluso peor de lo que los demás pudieran imaginar. Lo sabía. Escondí mi cabeza al lado de su brazo y me quede acariciando su dedo índice por unos segundos.
-Mariana...- Escuché la voz de Peter, que por primera vez me sonaba suave en mucho tiempo mientras me daba golpecitos en el hombro- Van a llevarlo a pabellón. Vamos.

Continuara (L) 


viernes, 8 de junio de 2012

Capitulo 30:

Holoo m3! Les dejo un ultimo capi por hoy! :)
Se que están odiando a Peter pero bueno... Les cuento? Aun no termino de escribir esta nove, todavía me faltan unos diez capis decisivos, yo creo que va a quedar como de unos cincuenta o sesenta y tantos, pero ya tengo la idea para la siguiente (Si es que quieren que suba otra, claro) y nada, la voy a empezar a escribir :)


Capitulo 30:

Subí a mi departamento unos quince minutos después. Me apegué al rincón del ascensor mientras me divisaba en los espejos y sentí mi celular sonar. Sabía que era Poli así que no iba a contestar. Las pocas ganas que tenía de ir se habían desvanecido con el encuentro en el estacionamiento. Abrí la puerta  lentamente y tiré mi bolso sobre el sofá. No iba a darle más vueltas, lo había estado haciendo durante un año y seguía donde mismo así que claramente esa no era la solución. Encargué una pizza XL y mientras me serví un postre de chocolate con leche condensada que había en mi refri. Había comprado algunos cuadros en el mall la semana pasada y aun no los ubicaba así que me dediqué a hacer eso.  La dichosa pizza llegó cuarenta minutos después con un adorno de regalo. Pensé en llamar a Mateo nuevamente pero descarté la idea, era mi amigo, no un terapeuta.
Di un salto cuando escuché el ring de mi teléfono. Me había quedado dormida en el sofá con un trozo de pizza a medio comer sobre mi pecho y algo de café frio sobre la mesa. Aun estaba oscuro así que no debían ser más de las seis. Partí a contestar pero antes de  hacerlo colgaron. Si no hubiese tenido el sueño que tenía en aquel momento hubiese intentado llamar de vuelta pero me convencí fácilmente de que no era importante y convine en desconectar el teléfono. Seguí durmiendo un rato hasta que un rayo de luz me dio en el ojo ¡Maldita sea! No podía dormir ni un minuto en paz.
Lunes otra vez, rutina nuevamente. Fui a bañarme y cuando salí vi dos llamadas perdidas de Julieta. Seguramente iba a pasar a recogerme para ir juntas a la U. porque aunque la de ella quedaba a unas cuadras de la mía, necesitábamos conversar. Desayuné tostadas con leche de chocolate y antes de ir a colocarme una bufanda llamé a Julieta. No contestó.  Daba igual. Podría llamarla después de clases para almorzar juntas.
Mi primera clase empezaba a las diez y llegué un poco antes así que aproveché para ir al casino a comprarme un M&M y al darme la vuelta, después de pagar, me encontré con Poli
-Estuvimos esperándote ayer- dijo a la vez que me saludaba con un beso en la mejilla
-Si, yo... Tuve que hacer.
-¿Te había mencionado lo exquisito que es tu perfume?
Técnicas de cazador. Excelente. Lo único que me faltaba.
-No creo ser la primera que usa Agatha Ruiz de la Prada- le dije en respuesta 
-No. Pero si la primera a la que le queda tan bien. ¿Beso, no es cierto?
Y sabía de perfumes.
-Beso- dije asintiendo
-¿Vas a clases?
No. Voy a cagar.
-Si.
-¿Te molesta si te hago compañía?
¿Me molestaba? No, en realidad podía mirarlo de reojo sin problema de vez en cuando.
-En absoluto.
Caminamos hasta el salón y antes de entrar recibì otro llamado de Julieta
-Es una amiga- le dije haciéndome a un lado- Ya entro.
Me acerqué a un  ventanal que me daba con la vista de uno de los patios de la Universidad y contesté
-Juli, Hola.
-Lali. Al fin ¿Por qué carajo no contestas tu puto teléfono?
Oh. Quizá debí haber contestado la noche anterior.
-Cálmate. ¿Qué pasó?
-Mateo...
¿Mateo? ¿Qué la había pasado a Mateo?... ¿Habían terminado? No... Algo peor
-¿Qué pasa con él?- pregunté temiendo la respuesta
-Tuvo un accidente Lali. Está en la UTI. Grave.

Continuará J