Capitulo 45:
Ambos dejamos de respirar por segundos que me parecieron
años. Lo sabía porque estaba demasiado pegada a su pecho para no sentir el sube
y baja. Nunca sentí mi cara tan caliente. Nunca pensé que podía decirle a un
hombre que lo amaba. El silencio me exaltó, me puso los nervios de punta. ¿Se
sentía culpable por haberme hecho ilusiones? ¿O se sentía satisfecho por
haberme devuelto la mano?
-Repítelo- dijo como quién no respira hace años
-Ya lo escuchaste...
-Solo repítelo. Por favor.
Dudé unos segundos. Peter tomó mi barbilla y me hizo mirarlo
a los ojos. Hacía tanto tiempo que no veía esa mirada. Era de nuevo ese Peter
que yo quería; noble, esperanzando, inocente, confiado.
-Te amo, Peter.
Me abrazó con fuerza y sentí leves descontroles en su
respiración. No quise elevar mi rostro para encontrarme con el suyo. Aún seguía
estando como tomate. Y Paula seguramente seguía esperando a Peter.
-¿Puedo preguntarte algo?- le dije en un susurro débil,
ininteligible
No me respondió. Me zafé de sus brazos y lo miré a la cara.
Sus ojos estaban entrecerrados, tenía la nariz roja y caía una lágrima por una
de sus mejillas. Oh. Se sentía culpable de ya no amarme. No tenía derecho a
preguntarle nada.
-Quiero que te cases con Paula. En serio- en parte era
cierto. Solo en parte.
-¿Qué hay de Pablo?
Auch. No podía decirle que Pablo en realidad no era nada.
-Es un buen amigo.
-¿Te gusta?
-Si.
-¿Más que yo?
-No seas imbécil. No me gusta de esa forma. Como amigo, claro.
-¿Has tenido...?
-Ya déjate. No. Y no voy a responder otra pregunta de ese
tipo.
Me miró con una sonrisa. Dios, era increíblemente hermoso.
Quise besarlo nuevamente, pero el recuerdo de Paula, esperándolo, preocupada,
preparando algo rico para cuando llegara, con celular en mano.
-Ve con Paula.
-No quiero que te sientas culpable por esto, Lali. Sé que la
infidelidad... yo tuve la culpa, y por sobretodo, Paula no me ama, el único
sufrimiento para ella es el que le provoca lo que digan los demás.
-Vete...
No se lo exigía, se lo suplicaba. Necesitaba estar sola,
desahogarme. Si lloraba estaba bien, iba a superarlo, mi culpabilidad se
desvanecería con el tiempo, cuando Peter y Paula su hubiesen casado y
estuvieran lejos de mi mundo. Todo iba a acabar, yo iba a estar bien. Pero no
necesitaba que Peter se quedara más tiempo.
-Está bien. Nos vemos.
-No lo creo- susurré, pero no escuchó
-Cuídate mucho, Lali.
Lo vi abrir la puerta y me mordí la lengua. Necesitaba
hacerle una última pregunta, pero la respuesta iba a herirme más que nada. Me
miró por última vez antes de salir.
-¿Cuándo dejaste de amarme, Peter? Es lo único que quiero
saber.
Continuará.